Hace muchos años,
caminando por el centro de la gran ciudad,
después de almuerzo y los pájaros
cayendo asados por el calor, me llamó la atención un edificio viejo en medio de
los más modernos, una pequeña iglesia católica con escalones a la entrada de
sus grandes puertas las que estaban sin cerrojo, movido por la curiosidad
entré, encontrando dos agradables sorpresas: primero el frescor, producto de
los altos cielos, gruesos muros de adobe, y la tenue luz de colores que los
vitrales regalaban. La segunda sorpresa, el sonido del órgano de viento que
alguien (nunca supe quien) tocaba, al parecer practicando para un evento
posterior. Desde ese día me hice la costumbre de parar en la iglesia todas las
tardes después de almuerzo, muy poca gente entraba, pero algunos iban y venían
en visitas más o menos cortas. La
arquitectura clásica de las iglesias antiguas me encanta y esta además tenía un
púlpito, y mientras a diario ordenaba mis papeles o leía
o escribía algo, el pulpito me atraía, y me daban muchas ganas de subirme a él
para dirigirme a la humanidad.
De ahí nació este
poema rudimentario y modesto (pues mi única intención era iluminar al mundo), que
explicaba un poco mis incipientes ideas acerca de la divinidad o como lo
llames:
Desde el
Púlpito
Hermanos míos
que buscan como yo en el templo
Hermanos en la
búsqueda:
De una ayuda, del
perdón,De una respuesta, del refugio.
No desviemos el camino
Que la puerta elegida
nos dé el encuentro
Y aunque no sepamos que buscamos
No olvidemos que ha de mirarse
en el sentido correcto.
Hacia dentro de cada cual
ahí está la respuesta
si a Dios buscas.
Encuéntrate primero y sé sincero,
muy al fondo tuyo está la semejanza
Y cuando te halles, no necesitaras:
Ni ayuda, ni respuesta, ni refugio,
ni perdón.
¿Lo crees imposible? ¡No te importe!
Camina hacia tu centro
Sin meta, sin tiempo.
Cada día estarás…
…menos lejos.
Quise decir que se
miren “dentro de sí mismos” para encontrar lo que buscas y tu verdadero ser, en
definitiva para encontrar a dios, con
los años he llegado a pensar que la gente si lo hace, pero la verdad que al
mirarse “a sí mismos” y utilizan un espejo, y ven solo su propio
exterior, razón por la cual: inventamos a nuestra imagen y semejanza, dioses
parecidos a lo que vemos, y son dioses: vanidosos, vengativos, pendencieros,
competitivos, injustos, tramposos, corruptos, que venden sus favores y que cobran intereses.etc. etc.
Pero no se
preocupen, eso es solo nuestro exterior.
Si realmente
miramos dentro de nosotros, podremos encontrar lo que tanto buscamos.
¿Que como se hace eso?
Apaguen las luces y
ruidos de lo que les han enseñado… desde
niños, y lo que a cada momento les dicen que deben creer y pensar a través de
los medios audiovisuales y la publicidad.
Eso no viene de
tu propio interior, sino del exterior de
otra persona.