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Friday, December 31, 2021

 

Me morí mañana. 

    No tenia realmente la necesidad de salir de su casa, no le dijo a nadie que quería comprar una botella mas de vino y otro pan. No se puede decir que fuera distraído ni que algún problema le invadiera.

 ya vuelvo amor dijo y se fue…

  Tengo apenas 67 años (suena divertido, algo así como pretencioso), pero tengo conciencia de que ya estoy viviendo los descuentos y cada día es un día extra, la verdad es que así es toda la vida, cada día es sin garantía y el día siguiente aun menos,  pero lo olvidamos. Vivimos y no aceptamos la inminencia de la muerte.

  Ya hacen cuatro años y medio que deje de trabajar y recibo una pensión, gozo de una salud bastante buena, aparentemente no tengo razones para pensar que mi vida se puede acabar pronto, pero tengo en mi cerebro una constante presencia de la cercanía de la muerte y del hecho innegable de mi deterioro físico, gradual pero inexorable.    

   Cuando pienso en aquel momento (el de mi muerte), lo hago con serenidad, tal vez me preocupa mas la longevidad que el hecho mismo de la partida, me gustaría poder elegir cuando será el mejor momento y decidir mi propio tiempo. Me preocupa una vida de incapacidad y dependencia, sin noción a veces   (o casi siempre) de mi entorno ni de mi mismo.

 

   Mi gran dilema es saber cuando es el momento justo ni muy temprano ni muy tarde: 

 Temprano por ejemplo sería hoy, que físicamente me siento bien (dentro de mi rango de edad). Tarde sería cuando se me olvide que quiero tomar esa decisión.

   Si me muriera mañana solucionaría mi actual preocupación y no tendría que decidir nada, pero la cosa no es tan simple. 

 Quien me conoce un poco sabe que tengo tantos proyectos en mi cabeza que tres vidas no me alcanzarían para poderlos realizar, por eso el temor a posponer mi muerte mas de lo debido, por eso una pequeña preocupación me embarga, ¿que tal si me muero hoy?... Al empezar un viaje, al cruzar la calle, que si la pandemia (en el especifico caso de ese virus me preocupa mas lo que se sufra que la muerte misma)., que una bala perdida… (eso es un poco melodramático). Me quedar con algo que hacer a medias, con muchas cosas que empezar, otras que escribir etc. Y a propósito como va a ser relatada mi muerte, porque hay por ahí una que otra persona que lo comentaría o preguntaría … ¿Cómo sucedió?

 Se los voy a contar haciendo como que me morí mañana.

 Los detalles físicos del hecho los sabrán por otras personas, y ahora cuando estoy a punto de inventarme una historia fantástica de fantasma y alma en pena, que no sabe que murió. Me doy cuenta que ya se me adelanto mucha gente, que magistralmente han escrito e incluso hecho películas con el tema, entonces, ¿Qué hago con lo escrito mas arriba en esta pagina? Tal vez sea conveniente explicar que estamos a finales del 2021 que estoy mas cerca del covid  de lo que he estado desde que se desató la pandemia. En todo caso estos casi dos años pasados han cambiado la vida de mucha gente en forma dramática y las consecuencias socio-culturales están por verse y quizás sean totalmente diferentes a las pronosticadas por los “eruditos”.  

 Sin embargo dada mi condición de jubilado, de estar en relativa buena condición física, mi inquietud innata, y mi capacidad de adaptación que le saca lo mejor a cada circunstancia, esta situación desagradable de pandemia y cuarentenas, me ha afectado en forma menos drástica, “hay que hacer lo que hay que hacer” y tratar de pasarla bien mientras se hace. Entre mis proyectos actuales está la construcción de una pequeña cabaña, que por motivos de tramites (burocracia), pandemia y viajes (nuestros) se ha visto muy retrasada, sin embargo he disfrutado cada día que he pasado en ese pequeño terreno, que si se queda sin terminar no me importa, me gozo los momentos del camino mas que la meta.

  Ya verán en Instagram alguna maricadita que se me ocurra y que la inamovilidad resultante de la escalada de contagios, me da el tiempo de desarrollar.

   En fin, no me morí mañana, sino cuando me muera, ni antes, ni después con o sin mi intervención.

Reinaldo Guerra.

Thursday, August 16, 2012

La felicidad


Mucho se ha escrito y conversado acerca de la felicidad y como lograrla, se dan recetas y consejos, últimamente en la red internet, circulan citas de muchas personas notables que te indican el camino, y todos los que las leemos, las encontramos hermosas y en muchos casos ciertas. Solo que como con las dietas nos cuesta llevarlas a cabo y muchas veces pensamos que son solo pensamientos utópicos. 
Un joven miembro de mi familia me regaló uno de los más grandes elogios que he recibido:

 “Lo que más admiro de ti es que eres Feliz, no sé como lo haces, pero eres feliz”.
Y es cierto, soy feliz.

No he comprado mi felicidad, ni he caminado para encontrarla, ni se la debo a nadie, no está basada en el día anterior, ni me garantiza estar conmigo mañana, ni siquiera necesito un lugar para guardarla, no llega en fechas especiales ni envuelta en papel de regalo,  no se manifiesta de la misma manera ni del mismo color.
La vivo a cada momento, y cada día,  no es un estado permanente, ni constante, pero la vivo con distinta intensidad, la he sentido en épocas de abundancia y de escases, sé que no viene con la riqueza pero no son excluyentes.

Es verdad que no es constante, y como el resto del mundo tengo momentos de tristeza , de angustia, y he sentido en carne propia lo que llaman tragedias, lo que no ha pasado desapercibido ni sin dejar huella, solo que no me propongo el mantener el dolor vivo, se hace lo posible por soportar y aliviar el dolor , sin darle más importancia de la que merece, la vida es demasiado corta para perder el tiempo en la autocompasión.
Y no se trata solo de buscarle el lado positivo y estar contento todo el tiempo,  como dice Steven Covey: “si viajando de un punto a otro  te pierdes y mantienes una actitud positiva vas a estar contento, pero todavía vas a estar perdido”. Solo que si te pierdes y te ofuscas y te enojas vas a necesitar más tiempo para encontrar el camino correcto y vas a pasar un mal rato, en cambio si mantienes la calma o si la recuperas rápidamente, podrás ver con más claridad el camino correcto. Y el ser positivo no significa ser descuidado, puedes planificar tu viaje (o cualquier actividad) en forma eficiente y hasta científica, sintiéndote feliz mientras preparas y cuando ejecutas la acción planificada.

No hay receta para la felicidad, es algo interno, la debes sentir, y aun cuando hay libros y técnicas que te pueden ayudar a encontrar el camino, la felicidad esta dentro de ti no hay que buscarla en ninguna parte,  solo aprende a sentirte feliz.
Tal vez has leído o escuchado algo parecido de alguna persona famosa, te lo digo yo, un completo desconocido, que tal vez vive cercano a ti, y no lo ves. 
La felicidad es un regalo para ti, que viene de ti.   Cuando quieras sentirla, la felicidad va contigo, a toda hora.
Te deseo una feliz vida.